Carta a la terapeuta de mi hijo Autista



              Por un momento dudé y me quemaron las entrañas, por un momento creí en todo lo que decías sin darte el beneficio de la duda, creí a ciegas, creí de forma absoluta, pero por suerte solo creí una milésima de segundo.

             Me describiste a otra persona, ese no era mi hijo, yo sé bien quien es ese ser que arrancaron de mis entrañas (con violencia obstétrica todo sea dicho), yo sé bien su comportamiento y podría hacerte un patrón exhaustivo sobre sus intereses, manías, fobias, obsesiones, gustos, y podría describirte también cada una de sus sonrisas.

             Olvidaste que somos mamás en hiperalerta y que sabía q pasaba algo desde hacía días, pero confié en ti como siempre, y un día de repente empezaste a vomitar cosas sin reflexión previa, olvidándote de que yo soy SU MADRE.

             Me contaste una historia que creí ajena, ya que no coincidía con mi cachorro, que aún teniendo miles de dificultades y desafíos jamás había llegado a eso extremos.

             En ese momento dudé y pensé que algo le pasaba al niño, hasta que mi intuición me dio en la frente avisándome de que a mí hijo no le pasaba nada, eras tú.

             Tú, que enfocaste tu propia frustración por no considerar sus avances acordes o apropiados a tu criterio, tú qué me hablaste de mi hijo-tu paciente como alguien difícil y complejo, tú que me dijiste que había días que en terapia no se hacía "nada".

            Tú, que te equivocaste al hablarme así porque soy su madre, una madre con mil defectos pero que llegué con mi hijo de 15 meses a la consulta del pediatra diciendo que mi hijo era autista sin dudas, una madre que lleva tatuados cada uno de los desafíos a los que mi hijo se enfrenta a diario fuera y dentro del hogar, porque yo también me enfrento a ellos con él, una madre que es consciente de que el autismo ha llegado a nuestras vidas para quedarse.

           No te pedí engaños, solo te pedí realidad acompañada de empatía y reflexión objetiva.

           Me hiciste daño, y a mi hijo también porque ha perdido su referencia de meses, te desconectaste de él por obsesionarte con unos objetivos que puede que mi hijo jamás los logre, logrará otros, pero quizá no esos que tú deseas ni de la forma que tú deseas.

          Hay q respetar su tiempo, hay q buscar opciones, hay q estudiar y formarse ante las aventuras nuevas, pero jamás rendirse, y si ese momento llega se comenta y se busca otra solución, pero jamás culpar a un niño de 3 años y medio.

         "Tu hijo es muy complicado y complejo" Está bien, solo puedo decirte que es tu opinión y que ya habrá alguien que abrace su complejidad y le ofrezca un abanico de opciones para guiarlo en el camino.


          Te doy las gracias hijo por sacar de nuestro camino a quien no debe de estar. Te doy las gracias por crear sesiones de terapia tan enriquecedoras para el-la profesional que sepa apreciarlo y te pido perdón por haber dudado de ti.

          Y a ti, terapeuta de mi hijo durante un tiempo, solo decirte que aprenderás más y mejor, y dejarás la frustración a un lado a la hora de abrir la puerta del aula de la sesión, y dejarás tu mochila de complejos fuera, deseo todo eso para ti, porque si no serás muy infeliz.

          Gracias por todo este tiempo inservible para ti en el que mi hijo ha aprendido a...sentarse en la silla, insertar piezas, indentificar colores, saber quienes son sus referentes, beber solo en botella, probar nuevos alimentos, aguantar más en el coche, mayor control de la frustración, permanecer en una habitación sin querer huir, a recoger juguetes, a besar y pedir besos, a pedir  cosas básicas...

         Pero esto para ti es nada pq no subió de nivel en la ejecución de un puzzle.

Gracias por desaparecer



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