Altas en Atención Temprana Autismo Cataluña @spabilat

 




Buenas,

Me llamo Sonia, y soy mamá de un niño de 5 años diagnosticado de TEA, llamado Axel.

Desde enero de 2021, llevamos haciendo tratamiento con una psicóloga del CDIAP (centro de

atención temprana) que nos toca, el primer año con sesiones semanales y el segundo año en

un pequeño grupo con otros tres niños de características similares.

Nuestra guerra con la administración comienza cuando nos comunican hace mes y medio que

con el final del curso nos dan el alta, pero no con el motivo de que haya mejorado tanto que

no va a necesitar más terapias, si no que el motivo es la falta de recursos y la presión

asistencial, es decir, la triste situación de que dejan de atender a un niño que aún necesita

tratamiento para poder atender a otro que lleva tiempo en lista de espera.

Por supuesto, a nivel particular, no estoy dispuesta a aceptar esta situación y así lo hago saber.

Intento poner una reclamación en el mismo centro, y me marean de tal manera, tal vez

intentando que desista, que tengo que rellenar seis modelos diferentes de hoja de

reclamaciones, reconociéndome además que nunca nadie les había puesto una queja tan

formal, y no conocían bien el procedimiento. Este hecho, en lugar de hacerme desistir, me hizo

indignarme más y no me fui del centro hasta que me cogieran la reclamación y tuviera una

entrevista con la coordinadora y el director del CDIAP.

En esa entrevista intentaban explicarme los motivos del alta con argumentos con muy poco

peso objetivo, ya que todo se limita a la falta de recursos, y no a criterios médicos o de mejora,

incluso con cierta actitud de condescendencia y hasta insinuando que soy una privilegiada ya

que, según me explicaron, a mi hijo se le atiende con una frecuencia semanal y le dan de alta a

los 5 años, cuando a otros niños les están dando el alta con 4 años y atendiendo con una

frecuencia quincenal. Más que sentirme afortunada lo que siento es tristeza. Curiosamente,

me di cuenta de que la carta de reclamación intentaban no cogerla, tenía la sensación de que

con la explicación verbal que me estaban dando, pretendían salvar la situación, hasta que me

tuve que poner seria, les exigí que recogieran y me sellaran la hoja de reclamaciones en las que

solicitaba la respuesta por escrito.

Y cuando encima pregunto por qué a la trabajadora social solo la vi el primer día de la

entrevista y no informa de prestaciones ni ayudes sociales, me explican que esta profesional

solo acude al centro dos días a la semana y su única función es la de acoger en la primera

entrevista a las familias y darles el famoso reglamento.

En este punto, me empiezo a indignar de verdad, porque da la casualidad, mira por dónde, que

soy trabajadora social, no especialista en el campo de infancia, pero algo conozco de recursos

sociales. Y he de decir que todos los recursos que tengo hasta ahora (ley de dependencia,

grado de discapacidad, etc.), los he obtenido por otras vías y no porque la trabajadora social

de este centro, me hubiera informado de las mismas en cuanto tuve el diagnóstico; que, de

hecho, si hubiera sido así, tal vez ahora ya estaría percibiendo alguna prestación económica,

porque además el proceso es muy lento, y tal vez no estaría tan en desacuerdo con el alta si

tengo al menos por otro lado, recursos económicos que me ayuden a pagar el tratamiento que

necesitaré al alta del CDIAP.



O sea, no solo no te dan de alta antes de los seis años saltándose la ley, sino que además no

informan de las prestaciones a las que se tiene derecho que minimizarían el impacto

económico de tener que pagar tratamientos privados. Porque además, en nuestro caso

particular, ya pagamos terapias privadas de logopeda y terapeuta ocupacional, teniendo yo

además una jornada reducida precisamente para llevar a mi hijo a dichas terapias. Porque creo

que ya estamos suficientemente desfavorecidas las familias con hijos que tienen trastornos del

desarrollo sean del tipo que sean, como para que encima te cierren puertas y pongan

zancadillas.



Por todo esto y por ver como otras familias de este u otros centros aceptan las altas con

resignación y desilusión, he presentado varias quejas ante la Generalitat, escrito cartas a

periódicos para que se conozca esta situación, utilizando las redes sociales para difundirlas y

hasta iniciando una petición de firmas para pedir más recursos, ya que ningún niño debería

dejar de ser atendido para poder atender a otro que lleva tiempo en lista de espera, y más en

unas edades tan importantes como las que se tratan en atención temprana (de 3 a 6 años).

Invito a las familias a poner reclamaciones continúas ante estas situaciones, y que no las

toleren ni las acepten, al final lo único que conseguirá cambiar las cosas son cadenas de

reclamaciones por escrito que reflejarán en su estadística que “algo no va bien” y eso es una

cosa que no gusta a los políticos.

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